
El burnout o síndrome del quemado
El síndrome del quemado o burn out está muy extendido en entornos laborales, académicos y también en el ámbito de los cuidados. Te contamos qué
Hylé Psicología – Psicoterapeutas y Psicólogos en Barcelona
C/ del Rosselló, 443, Entlo. 6ª
· 08025 · Barcelona · 668 880 732
Inicio » Blog » Habilidades sociales » Cómo dar soporte emocional
En no pocas ocasiones nos habremos visto en el trance de encontrarnos a familiares, hijos, amigos o parejas en la necesidad de recibir soporte emocional por nuestra parte. Una situación complicada, un conflicto personal o laboral, pueden colocar a cualquiera ante reacciones emocionales desbordadas, en las que el apoyo de nuestros más cercanos es indispensable.
Sin embargo, apoyar a alguien hundido, esté triste, asustado o enfadado no es una tarea sencilla, ni todo el mundo se desenvuelve con soltura en ella. Nos cuesta manejar la emocionalidad de los demás, a veces tan incómoda, entre otros motivos porque va a provocar reacciones propias en función de lo que nos evoca. Muchos de nosotros no sabemos qué hacer o qué decir cuando toca consolar a alguien que ha sufrido una pérdida o ha sido dejado por su pareja: lo más común es tener miedo a meter la pata, o a no encontrar una palabra mágica que alivie a la persona.
Tampoco nos ayuda demasiado la cantidad de consejos y recetas disponibles por Internet, que se centran en hablar de la empatía, así en general – como si tal cosa lo explicara todo – o te indican que te centres en dar amor, “estar ahí” y términos así de ambiguos. Se corre un riesgo dando recomendaciones generales, y los psicólogos deberíamos ser cuidadosos a la hora de hacerlas – lo que funciona en un caso, puede resultar desastroso en el otro -, pero sí hay ciertos aspectos a tener en cuenta más concretos que recetar la famosa empatía y quedarse tan ancho.
Superar dificultades vitales es un proceso que tiene una vertiente emocional, la primera en aparecer, que es importante atender antes de que estemos en condiciones de afrontar una resolución más eficiente, por lo que suele llevar un tiempo. Tendemos a querer correr y centrarnos en la segunda antes de haber resuelto la primera; lo que vamos a contar aquí cae en el ámbito del primer momento.
No eres su psicólogo. Tu papel dando soporte emocional no es quitarle el sentimiento desagradable al otro, sino mostrarle tu apoyo y tu presencia en un momento difícil. Cuidado con ponernos la capa de superhéroe y tratar de realizar un salvamento: podrá sentirse más aliviado, pero se va a ir a casa con su tristeza o su enfado a cuestas. El desahogo es gradual, tardará un tiempo y nadie nos ha pedido que hagamos magia.
Decir “anímate” nunca ha conseguido sacar a alguien triste de su estado. “Cálmate” tampoco sirve para los enfadados. Las órdenes directas para un cambio emocional no valen para nada más que para molestar a quien sufre, porque no sabe cómo rayos hacer eso. Se puede intentar por una vía más indirecta, tipo “vamos a sentarnos y me lo cuentas bien”. Cuidado con dejar que nos guíe nuestra urgencia por solucionar la papeleta. La emocionalidad puede ser desagradable, sí, pero ojo con las prisas.
Céntrate en el sentimiento, no en analizar de manera lógica o explicativa. Mucha gente se refugia en aspectos puramente cognitivos, en buscar la frase correcta; aquí puede haber una comprensible evitación de la cercanía emocional. Si la persona está desbordada emocionalmente, es mejor reconocer y validar lo que está sintiendo. En un primer momento toca dar muestras de apoyo, afecto y cariño, y no explicaciones sobre lo ocurrido, que probablemente nuestro interlocutor ya se imagine por sus propios medios y que en ese momento le importen un pimiento.
Siguiendo con el punto anterior, en el caso de que nos encontremos ante los efectos un conflicto con un tercero – ya sea el jefe, otro amigo, un familiar o una pareja -, mucho cuidado con ofrecer explicaciones, justificaciones o empatizar con la posición de aquél. Aunque sea una tentación intentar que “comprenda” y parezca que ayudará a rebajar la tensión, en general la aumenta: no quiere entender al otro, quiere verse reconocido como dañado. Eso se elabora después, cuando las emociones se serenan. Frases típicas como “te enfadas porque quieres”, “tú eres responsable de tus sentimientos”, o “puedes elegir no estar triste”, tan de moda en el mundo del coaching, provocan reacciones de fuerte rechazo especialmente si se colocan en el momento de desborde emocional.
Si vas a dar un consejo, primero mira a ver si es solicitado, o al menos si la persona está receptiva. Pregúntale si puedes hacerlo. Ahora bien, es importante valorar antes de confrontar si anticipas que lo que vas a decir no gustará. Esto depende mucho de la persona a la que estamos dando soporte emocional y el conocimiento que tengamos de ella: hay a quien una verdad incómoda le saca de la posición de víctima, pero otros podrían enfadarse con nosotros. Si conoces bien al otro, adelante, pero si no, mejor algo más neutro. Eso sí, ten muy en cuenta que, si vas a dar opinión, haz la sugerencia en función de lo que crees que el otro necesita, no lo que harías tú y tu circunstancia. Lo que sirve para ti no tiene por qué valerle a tu compañero.
Seguramente la persona esté teniendo reacciones emocionales marcadas. Si está enfadado, no significa que te esté atacando a ti, ni te evita si es que está triste; el protagonista de esta historia no eres tú. Por supuesto, hay que desprenderse de la frase más destructiva que se puede usar en estos casos: “Ya te lo dije”. Aunque lo vieras venir, o lo advirtieras en su momento; no sirve para nada más que para que se sienta peor. Lo va a vivir como una muestra de condescendencia, un intento de colocarse por encima – “a mí eso no me pasa” -. Incluso puede que redirija su rabia contra ti.
Las emociones ajenas, si son muy intensas, nos pueden afectar fácilmente. Si ves que te estás incomodando, lo mejor que se puede hacer es tomar distancia, bajar el tono del discurso, cambiar de tema o alejarse hasta una próxima conversación. No somos de piedra y si estamos removidos va a ser complicado sacar nada positivo de continuar por ahí. Otro aspecto de la autoprotección es reconocer nuestras propias limitaciones; no todo el mundo es bueno en esto de dar soporte emocional y tampoco se nos pide. En ocasiones, escuchar en silencio, dar muestras de recibir el mensaje y comprender la situación son más que suficientes.
Artículos relacionados
El síndrome del quemado o burn out está muy extendido en entornos laborales, académicos y también en el ámbito de los cuidados. Te contamos qué
La “dependencia emocional” es un tema recurrente en las relaciones de pareja. Te explicamos en qué consiste y qué no es dependencia emocional
Una de las “trampas cognitivas” que nos hacemos las personas, de las más populares y que mejor funcionan es sin duda el sesgo de anclaje,
Hylé Psicología | Psicoterapeutas y Psicólogos en Barcelona
C/ del Rosselló, 443, Entlo. 6ª, 08025 Barcelona
668 880 732
2021 © Copyright
Hylé Psicología | Psicoterapeutas
y Psicólogos en Barcelona
Diseño gráfico de Alba Arias
2021 © Copyright Hylé Psicología | Psicoterapeutas y Psicólogos en Barcelona – Diseño gráfico de Alba Arias
Mándanos tu consulta y te responderemos
en la mayor brevedad posible
* Campo requerido
Información básica sobre protección de datos.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.
1 comentario en “Cómo dar soporte emocional”
Pingback: Es tan fácil ser superado por las cosas negativas que sentimos por la Fibromialgia… – Fibromialgia, Dolor Invisible